Bogotá, como ciudad capital de Colombia, formaliza a través de su espacio público, iconografía y paisaje construido la representación física de los imaginarios de nación que históricamente han inspirado el proyecto político de Colombia como país, legitimando las narrativas oficiales sobre las cuales se busca cimentar la idea de identidad. Sin embargo la representación de la mujer en sus esculturas y monumentos en la ciudad es muy baja y está lejos de mostrar la realidad de las mujeres en el país. Según el Instituto Distrital de Patrimonio y Cultura, Bogotá cuenta con 350 monumentos, de los cuales 46 son representaciones femeninas o contienen mujeres.  El hecho de que los monumentos que representan o conmemoran a la mujer sean tan escasos frente a aquellos que representan figuras masculinas no es una sorpresa, pero de entrada cuestiona la idea del espacio público como escenario igualitario y representativo. La cantidad es apenas una pequeña variable que ya apunta a que lo público está reservado para representar y alojar ciertos cuerpos que gozan de un privilegio sobre otros.

La localización de estos monumentos y representaciones en un mapa es un gesto modesto que apunta a cuestionar la invisibilización de la mujer en el espacio público y las narrativas oficiales sobre lo femenino que se materializan en la ciudad de Bogotá.